Canal M

La cantante (y guitarrista, y compositora, y artista plástica, y aún más) Alfonsina acaba de publicar Pactos [Bizarro, 2017], su segundo trabajo discográfico, sucesor de El bien traerá el bien y el mal traerá canciones [Bizarro, 2014], un álbum del que, ahora dice, se siente un poco alejada.

Es que Pactos es un trabajo sólido y personal, en el que Alfonsina tomó las riendas de la composición y los arreglos, y no las soltó hasta que estuvo segura de que era lo que realmente quería decir.

Pactos se presentará en vivo, con la banda que la acompaña, el próximo 22 de setiembre en La Trastienda Samsung MVD (Fernández Crespo y Paysandú), desde las 21:00, y las entradas ya están a la venta en todos los locales de la Red UTS.

En esta edición de En Estudio, Alfonsina cuenta cómo llegó a Pactos, y con quién tuvo que "pactar" para lograr un trabajo que la representara: "artísticamente no transé con nadie, pero para llegar a mis conclusiones artísticas, transo todo el tiempo: con mis circunstancias, con otras personas, con lo que va pasando, con lo que veo en el mundo, y un pacto, para mí, es un diálogo con algo. Y, probablemente, un diálogo que, en un principio, no es tan fácil de entender, al menos para mí. En este disco hay diez situaciones que no son, para mí, fáciles de entender, con las que, me da la impresión, tengo algún tipo de pacto", dice.

La artista se refiere también a la "búsqueda de la identidad" presente en su obra, que "finalmente no se encuentra", y reflexiona sobre el papel de su generación en la construcción cultural: "Pienso de mi generación que somos la convergencia de todos los tiempos. Una expectativa de futuro que generamos con el enorme acceso a la información que tenemos respecto del pasado, entonces es un futuro con muchas opciones, muchos paisajes posibles, que incluyen el pasado, futuro, presente. Para mí, hoy día, que entrás a Youtube y escuchás a Ella Fitzgerald, al segundo a P.J. Harvey, Julia Holter, St. Vincent... toda esa convergencia de tiempos es lo que somos".

"Las canciones tienen una locura rebosante; el momento de hacer una canción, pienso a veces, está cerca del delirio, porque es un momento de una claridad muy extraña, de una comunicación muy extraña con las palabras y con el instrumento que no es de todo el tiempo. En el arte contemporáneo se habla, hoy día, medio mal de la inspiración, pero yo la conozco, sé que existe. Y no la entiendo. A veces siento que me quedo sin canciones, me desespero, y me meto en un agujero negro. Y luego aparecen las canciones", dice, en otro momento de la charla.